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jueves, septiembre 23, 2010

ESOS LOCOS QUE CORREN

Me pasaron este escrito y me pareció buena idea compartirlo en el blog, espero lo disfruten:


ESOS LOCOS QUE CORREN


Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. La mayoría de ellos salen temprano en la mañana y se empeñan en ganarle al sol. Otros se insolan al mediodía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche. Están locos.


En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan… sólo para disfrutar del descanso. En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara.


Yo los he visto, son raros. Pasan rápido por las veredas, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan por el borde de una carretera perdida, esquivan las olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques y se molestan con los autos que no frenan... corren, corren y corren.

Unos escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas mientras otros escuchan solo sus propios latidos. Todos miran hacia delante y huelen el viento que pasa por los eucaliptos y la brisa que sale de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y medioparan cuando pasan frente a los jazmines. Yo los he visto. No están bien de la cabeza.


Gastan zapatos, traspiran camisetas, usan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo. Parecería que están tratando de ganarle a alguien. Trotan con el cuerpo flojo, pican después del árbol y casí paran en la siguiente curva, beben agua que ellos mismo llevan… y siguen. Son muy raros.


Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver. Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un árbol o el resguardo de un alero pero prefieren seguir a la interperie. Están locos.


Se inscriben en todas las competencias pero no ganan ninguna. Empiezan a correrla dos días antes y en la noche sueñan que trotan. Preparan la ropa de correr como lo hacían en su infancia en víspera del primer día de clases.


Es dificil calcularles la edad pero seguramente tienen entre 20 y 65 años. Son hombres y mujeres que no están bien. Se anotan en todas las carreras de cinco, de diez , de quince y de veintiun kilómetros en las cuales, antes de empezar, saben que no podrán ganarla. Dejan la maratón de cuarenta y dos kilómetros como un premio especial con el que se recompensan ocasionalmente y con la cual se vanagloriarán por siempre.


El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premiarán con descaro y con asado apenas termine la competencia. Realmente son raros. Muestran gran ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño. Yo los he visto. Regresan y ajustan sus zapatos y su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco compañeros a los que hay que ganarles, son sus referencias de la carrera, “cinco que corren parecido a mí”, dicen. Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa.

Disfrutan cuando pasan a otro corredor… pero igual lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje. Buscan los puestos de hidratación y se enojan cuando no aparece. Están locos, ellos saben que en sus casas tienen toda el agua que quieran, pero prefieren que se la entregue un niño que levanta un vaso medio vacio cuando pasan.

Cuando llegan a la meta, tienen todas las excusas para explicar el porqué no les fue del todo bien en la competencia... No las preparan, son parte de ellos...


..."Que el viento en contra, que no corría una gota de aire, que el calzado nuevo, que el circuito mal medido, que los que largan caminando adelante y no los dejan pasar, que el cumpleaños que fuimos anoche, que la llaga en el pie derecho, que la costura de la media nueva, que la rodilla que me volvió a traicionar, que arranqué demasiado rápido, que no dieron agua, que al llegar iba a picar pero al final no quise, que qué lindo es solo participar...."

Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido... ¡Qué ganaron una vez más!... No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con varios millares de personas, pero insisten con que volvieron a ganar. Son raros, están locos, se inventan una meta en cada carrera y se ganan a sí mismos simplemente por que no están bien.

Los he visto pasar. Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar, tienen punzadas en el costado… pero siguen.


A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la transpiración corre por sus caras, las punzadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué no soy uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda?


Son raros y están locos. Yo los conozco bien.

Cuando llegan a la meta se abrazan, primero entre si y luego con su mujer, con su esposo o con sus hijos quienes -por puro amor- soportan y disimulan la incomoda transpiración de su cara y de su cuerpo.


Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el suelo a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llegaron antes. Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos. Los he visto muchas veces y están mal de la cabeza.

Miran con cariño y sin lástima al que llega quince, treinta o sesenta minutos después de ellos y respetan al último y al penúltimo porque, dicen, que son respetados por el primero y por el segundo. Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la comptencia y ganándole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto. ¡Si serán raros!


Se agrupan por equipos y viajan miles de kilómetros solo para correr diez, quince, veintiuno o cuarenta y dos. Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior. Cuelgan todas sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar.


"Esta es del mes pasado", dicen, tratando de usar su tono más humilde. "Esta otra es la primera que gané", comentan, omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último. Dicen que pocas personas, por estos tiempos, son capaces de hacer lo que ellos hacen. Dicen que ellos lo disfrutan. Dicen que es lindo correr.

Dos días después de la última carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo pendientes, braceando rítmicamente, y golpeando las palmas de las manos de otros colegas con quienes se cruzan. Son raros, yo los he visto.


Algunos comienzan solo caminando; pero un día… cuando nadie los mira, se animarán y comenzarán a trotar un poquito... En unos meses estarán corriendo, comenzarán a transformarse y, finalmente, se volveran locos.

A partir de entonces, estirarán, se mirarán, girarán, respirarán y suspirarán. Picarán, frenarán y volverán a picar. Ellos dirán que quieren ganarle a la vida.



Están completamente locos.


Adaptación de Marciano DuránMarzo

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